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marzo y abril 2010 |
San Juan, Puerto Rico |
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LESION LUMBAR RECURRENTE
Idealmente los
profesionales de la salud debemos ser investigadores buscando la causa de los
problemas que nos traen los pacientes. En mis cursos uno de los principios
que enfatizo desde el principio es que cuando nos enfocamos en el síntoma o en el área de la queja, perdemos la
oportunidad verdadera de descubrir la causa del problema.
Muy frecuentemente el problema percibido
está muy apartado del problema real. Es por lo tanto de gran valor
tener una visión del paciente que sea ecléctica y holística, tomando en
consideración el sistema en su totalidad.
Por ejemplo, es común que
un problema de rodilla inicialmente no tiene mucho que ver con la rodilla.
La gran mayoría de estos problemas se originan en los pies, en la espalda baja y
frecuentemente es una combinación de ambos. Lamentablemente la gran mayoría de
los profesionales de la salud que reciben un paciente con un problema inicial de
la rodilla comienza con una batería de estudios de la rodilla. Típicamente
los estudios resultan negativos o con hallazgos insignificantes. A
pesar de esto se le recetan analgésicos o antiinflamatorios para manejar los
"síntomas" y la causa nunca se trata efectivamente. Ciertamente la
cronicidad del problema eventualmente creará deterioro de la rodilla al punto
eventual de necesitarse una prótesis como consecuencia extrema. Esto es
lamentable, ya que muchos de estos problemas se pueden evitar si se manejan de
una forma diferente desde el principio.
Para finales del año
pasado (2009) este servidor recibió un paciente de 20 años de edad, estudiante
universitario y atleta de alto rendimiento en natación (olímpico). Este
joven viene a la oficina debido a un dolor en la parte baja/derecha de la
espalda que se inició mientras jugaba baloncesto. El paciente explica que
no hubo ningún tipo de trauma y que todo ocurrió de forma sinrazón y por primera
vez en su vida. Estudios de radiografías no demostraron causa particular y
los medicamentos no le resolvían el problema y por otro lado, siendo atleta,
rehúye a la idea de usar medicamentos que puedan afectar su eficacia en el
deporte. El joven paciente llevaba arrastrando con este problema por más de tres
meses. La condición mejoraba con descanso y recurría nuevamente al hacer
algún ejercicio o actividad física.
Al examinar a este
paciente descubro una postura típica de una hemisferidad. Se le hacen
pruebas de fatigabilidad y ciertamente demostraba una fatigabilidad marcada en
el lado derecho del cuerpo muy típico de una hemisferidad derecha. El
paciente en el momento del examen se asombra y confiesa que se había dado cuenta
que al nadar llegaba el momento que ya no podía mover fácilmente la pierna
derecha y que "hasta la arrastraba". Aparte de este hallazgo, todas las
demás pruebas resultaron negativas incluyendo la evaluación espinal para
des-alineamientos vertebrales o de la pelvis.
En el historial descubro
que el paciente es izquierdo y que por ende la gran mayoría de sus actividades
las hace con su mano izquierda. Esto me trae un momento de perplejidad, ya
que se espera que la hemisferidad derecha generalmente se manifiesta con
personas de preferencia derecha y no izquierda. En el historial el
paciente menciona que practica la natación cuatro horas, dos por la mañana y dos
por la tarde y frecuentemente hasta más. La natación es un ejercicio
sumamente simétrico y por lo tanto inicialmente no esperaba que este fuese el
problema. Me cuestionaba: ¿porqué un joven izquierdo, practicando un
deporte simétrico pudiera tener una hemisferidad derecha? Esta
pregunta retumbaba en mi mente mientras continuaba con el examen y las
preguntas. Yo sabía que el problema de la espalda no era la espalda, era
la debilidad y el desbalance muscular creado por la hemisferidad. Yo sabía
que de balancear los hemisferios el lado débil recuperaba su tonicidad y por
ende la estabilidad. Y, realmente, ya tenía el diagnostico (hemisferidad
derecha) y conozco cómo manejar el problema, por lo tanto, ¿por qué me seguía
haciendo la pregunta? Porque de no
descubrir la causa, el problema va a re-ocurrir y es necesario saber que lo
causa para orientar al paciente lo que debe hacer para prevenir recurrencias y
problemas adicionales.
De momento, mientras
consideraba la actividad de la natación me surge el pensamiento de la
respiración. Generalmente mientras un atleta nada, este respira girando la
cabeza hacia el lado y generalmente hacia un lado en particular. Le
pregunto al paciente en qué dirección gira la cabeza al nadar y me dice que
siempre hacia la izquierda. Este movimiento, como explico en el curso de
Hemisferidad, activa principalmente el hemisferio izquierdo creando
un desbalance hemisférico. Repito la prueba kinesiológica de fatigabilidad
pero en esta ocasión le pido al paciente que gire la cabeza hacia la derecha
mientras hago la prueba. En esta ocasión la pierna no se fatiga
demostrando como al girar la cabeza a la derecha, se activa el hemisferio
derecho que le da mayor tonicidad al lado derecho del cuerpo. Al repetir
la prueba con el paciente girando la cabeza hacia la izquierda, el grupo de
músculos probados (abductores de la extremidad inferior derecha) se debilitan.
El paciente quedó
sorprendido y fascinado, de hecho, yo también. Le recomendé practicar la
respiración girando la cabeza en ambas direcciones. En adición a esto le
recomendé otros ejercicios para fortalecer el hemisferio débil (el derecho) y se
le dieron varias terapias hemisférico-específicas.
El paciente recuperó de su
problema de espalda, no ha tenido recurrencias a pesar de una temporada intensa
de ejercicios, prácticas y muchas actividades deportivas. En adición a
todo esto, dejó de arrastrar su pierna y mejoró su tiempo y rendimiento.
Sobre todo, este paciente ahora entiende la importancia del balance
hemisférico y conoce como hacerlo, y aunque desconoce el impacto en su
totalidad, está evitando numerosos problemas de salud.
Es lamentable ver atletas
que tuvieron que retirarse de su deporte por situaciones parecidas. Muchos
de los que han pasado por la oficina de este servidor se dan cuenta que su
condición se pudo haber tratado y que de haber sido así, hubiesen podido
continuar ejerciendo su deporte.
De igual manera, muchos
sufren de condiciones recurrentes, condiciones que no responden a tratamientos
convencionales debido a un desbalance hemisférico.
Se conoce que una hemisferidad no solamente puede crear estos problemas
corporales (rodilla, hombros, espalda, escoliosis etc.), también influye en la
memoria, el aprendizaje, los estados de ánimo y el balance (mareo) entre otros.
Los más fascinante es que todas estas condiciones mejoran grandemente,
fácilmente, rápidamente y de una forma no
invasiva y sin el uso de medicamentos.
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